…mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará.
Daniel 11:32
Daniel 11:32
Muchas veces he leído la Biblia tratando de conocer los misterios de Dios. Recuerdo haber emprendido la aventura de Apocalipsis desenmarañando las profecías, ordenando las dispensaciones, armando los tiempos escatológicos de la Biblia… Leí horas y horas a Daniel y a Ezequiel, comparando, llevando notas y gráficos de versículos y capítulos. Hasta recuerdo algunas enseñanzas: es digno de imitar el valor de la juventud y la firmeza de las convicciones de Sadrac, Mesac y Abed-Nego.
Sin embargo descubrí hace poco tiempo que me había salteado el propósito de estos libros: el conocer a Dios.
Me pregunto si seré el único que ha pasado por esta experiencia. Creo que no. Hace ya varios años hicimos una encuesta para saber que temas querían estudiar los pre-adolescentes en la Escuela Dominical. El resultado fue Apocalipsis. Las conferencias más concurridas que recuerdo en mi vida de iglesia son las de temas como La Segunda Venida, La Estatua de Nabucodonosor y títulos semejantes.
Creo que los cristianos estamos sedientos de conocimiento. Queremos saber y comprender los tiempos de Dios, las acciones de Dios, los propósitos de Dios. El preguntar por qué es el primer interrogante que se nos viene a la cabeza ante cualquier circunstancia. Con lograr todo eso no llegamos a conocer a Dios.
Puedo palpar que conozco a Dios cuando me esfuerzo y actúo con el fin de agradarle. En el pasaje de Daniel, él acaba de recibir anuncios terribles de un ángel. Las circunstancias porvenir serían duras y difíciles. Con todo, se esperaba de aquellos que conocían a su Dios, que se esforzaran sin importar las circunstancias y que actuaran sin importar la oposición que hubiera.
Tal vez es hora ya de acercarnos a la Biblia, el libro donde Dios se deja conocer, con el fin de buscar como agradarle, como obedecerle, como reconocerle a diario. El objetivo más importante de la lectura y el estudio de la Biblia es conocer a Dios para transformar mi vida según a Él le agrade.
Sin embargo descubrí hace poco tiempo que me había salteado el propósito de estos libros: el conocer a Dios.
Me pregunto si seré el único que ha pasado por esta experiencia. Creo que no. Hace ya varios años hicimos una encuesta para saber que temas querían estudiar los pre-adolescentes en la Escuela Dominical. El resultado fue Apocalipsis. Las conferencias más concurridas que recuerdo en mi vida de iglesia son las de temas como La Segunda Venida, La Estatua de Nabucodonosor y títulos semejantes.
Creo que los cristianos estamos sedientos de conocimiento. Queremos saber y comprender los tiempos de Dios, las acciones de Dios, los propósitos de Dios. El preguntar por qué es el primer interrogante que se nos viene a la cabeza ante cualquier circunstancia. Con lograr todo eso no llegamos a conocer a Dios.
Puedo palpar que conozco a Dios cuando me esfuerzo y actúo con el fin de agradarle. En el pasaje de Daniel, él acaba de recibir anuncios terribles de un ángel. Las circunstancias porvenir serían duras y difíciles. Con todo, se esperaba de aquellos que conocían a su Dios, que se esforzaran sin importar las circunstancias y que actuaran sin importar la oposición que hubiera.
Tal vez es hora ya de acercarnos a la Biblia, el libro donde Dios se deja conocer, con el fin de buscar como agradarle, como obedecerle, como reconocerle a diario. El objetivo más importante de la lectura y el estudio de la Biblia es conocer a Dios para transformar mi vida según a Él le agrade.
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