El misterio de la Piedad

San Lucas 2 :11
1º Timoteo 3 :16

En la primera Navidad, esa que ocurrió en Belén, los hombres y las mujeres del mundo, recibíamos la visita de nuestro Creador. Él, en su bondad y misericordia venía a esta tierra a buscar y a salvar lo que se había perdido. Él venía en nuestra búsqueda. El apóstol Pablo ha declarado en una de sus cartas que esa visita es un misterio grande y difícil de entender. Lo llama el misterio de la Piedad.
Sin embargo, muchos han querido descifrar tal misterio tratando de explicar como la divinidad y la humanidad coexistieron en ese cuerpo de carne y huesos. Cuando yo era poco más que un adolescente, no entendía como un niño pudo formarse en el vientre de una mujer sólo por voluntad divina. Tampoco llegaba a entender como hizo el Señor Jesús para no pecar. Y me fue difícil entender también, aquel momento de la tentación de Cristo, en donde la pregunta acuciante era ¿Qué hubiese ocurrido con el hombre si Jesús caía en la trampa de Satanás?
Hoy, tampoco tengo respuestas claras para las preguntas especuladoras. Tal vez porque los interrogantes dubitativos no están bajo la luz de la Palabra Divina. Pero tengo la certeza de que en el nacimiento de Cristo, el Hijo de Dios se hizo carne para traerme la Salvación eterna. No le permito a mis pensamientos humanos oscurecer la verdad divina revelada por Dios.
En la Biblia, el Señor nos revela la gracia de su visita a través de testigos fidedignos: Aquel verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. - San Juan 1 : 14 -
En el lugar de aquellos pensamientos he puesto este texto que suple mis dudas y afirma mi fe. Tengo por seguro que Aquel que nació en Belén, murió en la Cruz y resucitó al tercer día, vendrá en las nubes, dentro de poco tiempo, a buscar a todos los que rescató.

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